Vivir Antonio

lunes, 23 de mayo de 2011

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Vivir Antonio

María García Esperón

Antonio García Teijeiro es uno de los grandes poetas de España. Es el continuador y el renovador de una tradición de poesía que tuvo en la generación del 27 su nacimiento lumínico, su gran explosión, su tiempo hecho palabra, su palabra hecha espacio. Esa irradiación misteriosa surcó las décadas y las dictaduras, cruzó el siglo y los exilios, sobrevivió las guerras hecha sangre y venció al silencio hecha voz.


Antonio García Teijeiro es uno de los grandes poeta gallegos. Lleva a su Galicia en la sangre y pone en alto, tan alto como su estatura física, la lengua de sus padres, de sus abuelos, de la noche de sus tiempos. Antonio es dulce como la voz de las gaitas y continental y masivo como los dólmenes. No bebe vino porque está lúcidamente ebrio de palabra. No tiene frío ni calor porque él solo es un clima y como se dijo de García Lorca, cuando Antonio llega no hace calor ni frío, hace simplemente Antonio.

Antonio García Teijeiro es uno de los grandes poetas universales. Por muchas razones, por la exquisitez de su expresión, por su poligrafía, por la intertextualidad de su poética, porque es uno, Antonio, y es muchos, Antonio, Federico, Rafael, Celso Emilio,,, porque presta su físico poderoso a la inmortalidad de los poetas idos, pero por sobre todo porque ha elegido sobre todo y todos escribir para los niños.
En esta calidad de poeta, de gran poeta para niños, Antonio fue invitado, o mejor dicho, invocado para el I Festival de Poesía Infantil Verso en Nubes, organizado por el Ayuntamiento de la ciudad de León y mimado y construido casi a mano por la escritora leonesa Asunción Carracedo.

Con Antonio García Teijeiro, todos somos poetas
Y ahí muchos tuvimos la oportunidad de conocerlo y de dejarnos inundar porque no nos quedó otro remedio, de este clima y esta temperatura, de esta palabra y esta ebriedad, de este compromiso con los niños y esta Galicia tan universalmente diáfana que se deja llover en versos que todo el mundo entiende y siente y aprende.


La poesía no se enseña, se filtra, se contagia. Todos somos poetas. La palabra preferida es la palabra palabra. Palabras palabras del poeta tan alto con esa cabellera de luna, que caminaba por las calles de León y nos daba a beber los vientos en una copa de democracia poética que lleva invisible en el bolsillo.
Leer a Antonio es leer a uno de los grandes poetas universales. Vivir Antonio es colocarse debajo del torrente de la vida y dejarse filtrar y contagiar y empalabrarse y sentirse bardo celta bajo el roble y niño común y corriente y respirar y caminar y amanecer y despedirse y preguntarse si conocer a Antonio habrá sido un sueño o un poema. Qué más da, si a fin de cuentas estamos hechos de la misma materia que nuestros sueños y todos, absolutamente todos… somos poetas.
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